En la anatomía femenina existen ciertos puntos erógenos capaces de llevarnos al séptimo cielo con un simple roce. Los senos, y los pezones son capaces de convertirse en centro de placer si se les mima un poco gracias a la cantidad de terminaciones nerviosas que facilitan el orgasmo.
Varios estudios, confirma que los pezones son puntos erógenos capaces de provocar el orgasmo femenino. Aunque no se le de tanta importancia ya que los senos no suelen estimularse con la misma intensidad y duración como clítoris o el Punto G.
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